30.5.08

Jazz en Pachuca (da clic AQUÍ para escuchar musica y videos)


Este es el sitio del programa Radiofónico de "la hora jazz", que se transmite todos los martes a las 8 pm por 98.1 fm, en Pachuca Hidalgo, conducido por tus amigos Jesús Ángeles e Ivan Ángeles. Gracias a Hidalgo Radio y al periódico Sintesis por apoyar este proyecto.

Ponte en contacto con nosotros, escríbenos a lahorajazz@hotmail.com y con gusto aceptaremos tus quejas y sugerencias así como tus escritos acerca del jazz, y aquí los publicaremos.

29.5.08

Creo que a Pink Floyd no le importa

Este año Pink Floyd fue galardonado con el premio “El Polar”, que es algo así como el premio Nobel de música, que se entrega cada año en la ciudad de Suecia. Podría ser esto una buena noticia para el grupo, ya que la recompensa del premio es de un millón de coronas suecas, que en pesos mexicanos equivaldría a un poco más de un millón y medio de pesos. No lo se, pero si fuera Roger Waters, David Gilmour o algún integrarte de este grupo, preferiría el aplauso de un melómano o saber que nuevas generaciones siguen escuchando a Floyd. Hagamos un pequeño recuento del porque los premios polar no tienen gran importancia.

Estos premios fueron creados en el año de 1989 por el representante del grupo Abba, Stig Anderson. Abba sin duda es uno de los grupo de pop más exitosos del siglo XX, fueron el primer grupo que grabaron en disco compacto. Para Universal Music, es la agrupación que más discos ha vendido hasta la fecha, con más de quince millones de copias al año. Su música esta en una de las comedias musicales con más éxito en la historia, pero aun así, no dejan de ser un grupo de música pop representados por Anderson, el inventor del premio polar.

Este premio se ha entregado ha otros grandes no solo del rock, sino del jazz como: Ray Charles, Dizzy Gillespie, Sonny Rollins, B.B. King, el glorioso Led Zeppelin, entre otros. Casi todos los grupos que han sido galardonados con este premio son músicos que ya fallecieron, o que sencillamente son parte de las enciclopedias de la nueva música clásica, que no necesitan un millón de dólares para saber que son inmortales, ellos ya fueron galardonados con los cientos de estadios deportivos que llenaron alrededor del mundo, con los miles de discos que andan escuchándose en personas de 45 años y en otras de quince.

Por ejemplo, Bob Dylan o Keith Jarret, que también han sido reconocidos con este premio, ¿para que quieren un galardón de jubilación después de haber tenido la gloria de ser músicos que han inspirado a otros músicos, y no solo a ellos, a toda una sociedad compleja en la que podríamos mencionar escritores, pintores, directores de cine, fotógrafos y más? Un millón de dólares es solo hacerle cosquillas a un gran elefante que camina despacio, con la seguridad de que ya es grande.

Lo único que me hace pensar este tipo de galardones, es que hay una gran cantidad de agrupaciones principalmente del género Rock y Jazz, que en su momento las grandes industrias de la discografía no les tomaron la seriedad que merecían, porque como siempre, está primero la música popular, la que vende, esa que hay que premiar antes que otro genero, al fin y al cabo es la que deja dinero.

Solo algunos críticos se arriesgan a impulsar a grupos que en su momento pueden sonar raros, anticuados, pesados, para nombrarlos como ahora nombran a Pink Floyd: un grupo que supo sobrepasar los limites de un genero musical para mezclarse en varios; y que su música sea nombrada como rock sinfónico, progresivo, psicodélico, y el mejor de todos, espacial.

Pink Floyd es el mejor ejemplo de un grupo que cambia sin perder su estilo. Que cada uno de sus álbumes es distinto, que en sus comienzos podemos escuchar ese Floyd psicodélico, característico de aquellos años. En “Dark side of the moon”, entran en el afamado e inentendible rock progresivo, dejándose llevar por los sonidos comunes y surrealistas que rodeaban al mundo de aquella época.

“The wall”, un disco lleno de romanticismo revolucionario que cuenta una historia que heredamos todos, que cuando pasa por nuestra cabeza nos hace llorar, nos provoca gritar hasta dejarnos con la melancolía de que quizás podemos ser mejores, aunque sigamos siendo peores.

Lo mejor de todo es el sonido de Pink Floyd en vivo, demostrando que es un genio en un estudio de grabación, capas de compactar su música en un LP, y expandirla en los foros más grandes del mundo de una manera exquisita para después remasterizar en cd o en dvd, y escucharse con una gran fidelidad.

Ese es Pink Floyd, un grupo que siempre sonará a los años setenta, sin dejar de sonar como si fuera una agrupación que salió hace un par de años, un grupo que se adelantó a su época, sin saber cuantas décadas más tengan que pasar para que él tiempo pueda entenderse con él.

Dulce jazzista

Hay mujeres que conquistan el escenario, que llaman la atención cuanto uno las mira. Dulce Recillas es una de ellas, no necesita un par de ojos claros para hacerlo, o una piel blanca de la cual estamos acostumbrados a mirar en televisión; es simplemente una mujer que tiene una sonrisa que conquista, que le da seguridad y que es capas de seducir al piano.

Dulce no es un sueño, es un jazzista mexicana que anda por el mundo con su piano, que estudió la carrera de jazzista en La Escuela Superior de Música. Ha sido discípula de grandes maestros actuales del jazz nacional como Agustín Bernal y Eugenio Toussaint. Es aquella mujer exitosa dentro de la música mexicana donde su fama no depende necesariamente de un medio de comunicación, que depende de su talento y su amor hacia la música.

Aunque en la realidad existen grandes divas en nuestro jazz mexicano como Iraida Noriega, Magos Herrera, o Verónica Ituarte, por mencionar algunas, siento que mientras se valla marcando la historia del jazz en nuestro país, Dulce alcanzará el prestigio que merece, ya que es una mujer capas de entenderse con el piano a tal grado que es imposible no prestarle atención.

Le da honor a su nombre con su instrumento, tocándolo con suavidad, con cariño, de tal manera que cada una de las notas que ella fabrica, provoca tranquilidad. Es una perfecta compañera para un saxofón, una trompeta. No se le interpone a un bajo, simplemente se mezcla con la música hasta que su sonido se funde en el silencio.

Y si hoy me atrevo hablar de ella, es para difundir mi gusto hacia una mujer que me gustaría volver a escuchar en vivo, y regalarle el siguiente poema con la única intención de agradecerle su gusto por el jazz.


Dulce Ricillas

Hay una sonrisa debajo de tu boca,
inclusive debajo de tus senos.
Son tus manos que le sonríen
a las teclas de tu piano,
que juegan con él,
y juntos hacen recorrer nuestras almas
hasta lo más profundo de nuestra muerte.

Un bailarín vendería su alma
al diablo por bailar como bailan
tus dedos sobre el piano.

La dulzura que provoca tu sonido
es mucho más profundo que la boca
de un sax o lo grabe de un bajo.

Solo hay algo que no logro comprender,
mientras tocas…
son tus piernas
que parecen dos soldados,
que permanecen quietos
mientras tu música vibra.
Ojala y tus piernas bailen, como tocan tus manos.



Un hombre loco

Erase una vez un hombre loco que quería volverse loco. Busco varias maneras de lograrlo, una de ellas fue el alcohol, en algún momento de su vida se había cruzado con un borracho, el cual le dijo que no había mejor manera para perder la razón que por medio de una bebida adulterada. Así que fue a la licorería más cercana y compró una dotación completa de mezcal que le duró aproximadamente un mes. Durante todo el día, cuando tenía sed, para acompañar sus tres comidas, o por simple osadía, solo bebía mezcal rebajado con un poco de agua.

Pasaron dos semanas y se sentía diferente: un dolor de cabeza lo fastidiaba todas las mañanas, una intensa sed que se aparecía por las noches, retortijones en el estomago que le doblaban su cuerpo por las tardes, mareos que lo hacían tropezar, pero que no lo hacía sentirse loco, solo diferente, pero no loco.

Al término de todos sus panales de alcohol, decidió buscar otro método. Refugiado en los libros se encontró con Dante y con Goethe, mientras los leía sentía que estos hombres enterrados en sus letras le deban una nueva manera para lograr su meta, “no hay mejor manera de volverse loco que no sea por amor”. Alguna vez nuestro loco había sentido amor, pero ya habían pasado muchos años, ya no recordaba como demonios se sentía.

Así que salió con toda la vulnerabilidad de un hombre para encontrar a una chica, una Beatriz que lo volviera loco. Después de intentar por más de 3 meses, recordó porque había dejado de enamorarse. No era tan sencillo salir a la calle, sentarse en una banca o en un bar y sacarle la plática alguna chica, para después enamorarla, o enamorarse y, volverse completamente loco. Esta lección la aprendió gracias a 32 cachetadas, 51 insultos, 13 engaños y cinco coqueteos falsos de 44 mujeres por las que fue rechazado, eso sin contar a los 3 hombres que confundió con mujeres y a la chica que si la enamoró, pero que a él no le interesó.

Después de recordar lo difícil que es el amor y haber leído durante casi un año, se le ocurrió internarse en un manicomio, no hay mejor manera de que se te pegue una enfermedad sino convives con los enfermos. Así acudió a un centro de salud mental, esperó en la recepción un rato, y cuando lo atendieron declaro estar mal de sus facultades mentales. Usted no esta loco le dijeron, solo sufre un poco de estrés y de depresión, busque nuevas metas en su vida y vera que no esta loco. Al ver que sus declaraciones no funcionaban, sencillamente empezó a lamer y a patear todo lo que tenía enfrente hasta que por fin lo encerraron con más locos.

Internado duró solo veinte días, las agresiones físicas de los demás internos, los acosos de algunos médicos, y los tranquilizantes que a diario le inyectaban lo hicieron desistir. Quería volverse loco, no le cabía la menor duda, envidiaba a cada uno de sus compañeros que en verdad lo estaban, pero quería estar loco, no traumado.

Un día decidió escapar de la clínica sin dar las gracias y buscar nuevas maneras de volverse loco, si un loco, pero no a uno que le tuvieran miedo, que estuviera encerrado, o que su locura tuviera que depender de alguien más.

Pasaron los días, y mientras pasaba por el jardín de alguna universidad, observó a unos jóvenes que reían y reían sin penas, y de las risas podían pasar a las lágrimas, para después ponerse a cantar. Ellos están locos, dijo nuestro loco, y lo mejor es que nadie les teme, nadie los corre, y ahí están como hombres perdidos en el espacio, sin importarles el tiempo.

Decidió acercarse a ellos ofreciéndoles unos libros que se los vendería a mitad de precio, no se le ocurrió otra cosa más que venderles algo, y lo único que traía eran los libros que hace poco había leído.

Los jóvenes vieron los libros, se sorprendieron de la lectura del hombre y uno de ellos le ofreció pasto a cambio del libro. ¿y yo para que quiero pasto? Dijo nuestro hombre loco. Sino no lo has probado, permíteme que se sea yo quien te dé tu primera bocanada, ya verás que sentirás diferente. Nuestro loco pregunto si esa diferencia lo podía hacer loco, para lo que nuestros universitarios le contestaron que solo el exceso del pasto y otras drogas le provocaría la locura, para lo que nuestro loco les pidió que le consiguieran la mayor cantidad de pasto y otras drogas.

Al final consumió tres kilos de marihuana y veinte gramos de cocaína en dos semanas. Durante ese tiempo comió muy poco, y por momentos, sentía que lograba su objetivo. Su problema fue cuando mezclo la cocaína con el pasto, y sin haber fumado antes en su vida, fue a dar directamente al hospital.

Cuando se dio cuenta que no podía volverse loco, decidió buscar un trabajo, estudiar por las tardes y reconquistar a la chica que había enamorado hace tiempo, en pocas palabras, llevar una vida normal. Así transcurrieron seis años, y justamente cuando ya había formado una familia, un trabajo con futuro y estaba decidido dejar de beber, se miro al espejo y recordó su etapa cuando quería ser loco. En ese momento su mujer interrumpió sus recuerdos y con una risa le dijo: hace tiempo que no te ponías así, sin hacer absolutamente nada, solo pensando en ti, como si tuvieras algo en mente… ¿sabes porque me enamore de ti?, porque estas verdaderamente loco.

Toma un jazz boliviano

Takesi son desmontes llenos de paisajes verdes donde la naturaleza brilla de vida, son pequeñas viviendas de piedra y barro; es una laguna donde suelen bañarse los dioses antiguos para resucitar de vez en cuando, un camino lleno de magia e historia boliviana que forma una gran calzada, para alcanzar la paz y la perfección.

Este lugar existe, no es un lugar inventado por la magia de las letras. Takesi fue un camino antiguo de los incas. Hoy lo sigue siendo, no se en cuantos aspectos, pero ahí esta, encaminando a un grupo que se deja llevar por la magia de este lugar, llegando a cosechar un jazz donde bailan las musas alrededor de la armonía y que es digno de presentarse a los dioses.

Este proyecto jazzístico surge en el 2004, con la inspiración de este camino prehispánico. Funden los sonidos folclóricos que suenan por Los Andes junto con una fusión de sincopas, los sonidos contemporáneos del mundo y los ecos guardados en el silencio del Bolivia. Y ahí, en la experimentación, con una gran variedad de instrumentos: Las zampoñas, el Charango, las percusiones y los vientos andinos; íntimamente mezclados con los sonidos un poco más conocidos de la batería, guitarra, y bajo, hacen de este grupo, una nueva manera de disfrutar el jazz, pasando desde un jazz clásico, hasta una música completamente evolucionada.

Si tienen la oportunidad de escuchar su disco titulado “Tumba”, es necesario que lo escuchen de principio a fin, sin cortes, sin adelantar o brincarse un tema porque es probable que se cubra esa magia que tiene esta producción.

El primer tema titulado “Tumpa” no hace remontarnos precisamente a esas montañas del sur de América, comenzando con esas pequeñas guitarras andinas que, al principio se podría jurar que no es jazz, que no es más que música Boliviana, pero después de unos segundo viene la magia, la integración perfecta de la batería y el saxofón provocando la primera experimentación. Justamente cuando se acostumbra a esta mezcla de jazz con sonido boliviano, el tema da un giro de noventa grados y se profundiza a un jazz de los años cuarenta. No cualquiera hace una mezcla como esta, en la que ni él jazz, y mucho menos la música tradicional boliviana pierden su esencia.

Sencillamente no es un proyecto de hacer temas de jazz ya existentes en movimientos andinos, mucho menos hacer temas andinos en jazz. Es formar un nuevo genero dentro jazz en donde se conjugan la tradición de un pueblo que no logro llegar a Nueva Orleáns hace un siglo, pero que hoy el jazz lo alcanza a él, y se pueden entender perfectamente bien para crear una nueva forma de hacer música en este nuevo siglo, que tanta falta le hace.

Toma un Auki jazz

La primera vez que escuche el tema de toma un Auki jazz de este grupo boliviano, me pareció que estaba escuchando “Take Five” de Dave Brubeck, pero sabía que algo andaba mal, el tema comenzaba con una flauta y jamás había escuchado que take five comenzara de esa manera, pero ya después de escucharlo completo me di que no lo era. Y es que en verdad es muy parecido al famoso toma cinco, y sin conocer o preguntarle a Takesi, he llegado a la conclusión de que “toma un Auki jazz” es un tributo a take five, o al menos, fue parte de la inspiración. Aun así el tema de Takesi no pierde la originalidad, toma un Auki y nada más.

Para aquellos que no quieren quedarse en la sencillez de la palabras, y quisieran conocer esta material musical, pueden hacerlo por medio del Internet introduciéndose al mar del Internet, en la pagina http://www.myspace.com/takesiworldjazz, ahí podrán escuchar cuatro temas de este grupo, en donde seguramente también caerán en la magia del jazz boliviano.

2.5.08

El experto


Estaba cansado de escuchar comentarios de jazz que me molestaban, me irritaban, eso de creerse un sabelotodo en algún género musical me que causa sueño - me decía hace poco un aficionado al jazz - . Tienen todos los discos originales de Miles Davis, DVD’s importados donde se encuentra la historia del swing y de las grandes bandas. Asisten a conciertos en el Lunario del Auditorio Nacional, se compran el disco inédito de Lena Horne, y al final, en las pláticas cantineras, con más de cinco copas en la cabeza, quieren sobreponerse como los catedráticos del jazz.

- Simplemente observaba al hombre molesto que no sabía a donde quería llegar, solo sabía que estaba harto, quería gritar algo, y si soy un poco sincero, esperaba a que en mí buscara a la persona indicaba para hablar de música sin caer en aquel perjuicio, pero me equivoque cuando lo seguí escuchando. – He llegado a la conclusión que las personas que verdaderamente sienten el jazz, y que no pierden el tiempo en estar buscándole la rítmica o el compás, no son aquellos que escriben en las revistas o en los periódicos, no salen en radio con programas especiales, y mucho menos aquellos que hacen bibliotecas para documentar el jazz. No, encontré a la persona exacta con quien compartir mi gusto por el jazz, mi gusto por sentir y escuchar a todos esos músicos que dejan su vida en el escenario.

Debes de saber que para poder apreciar alguna pintura, un libro, una película, o un concierto, hay que tener sensibilidad, - me exponía con disgusto, tratando de tener la razón, y sin dejar que le expresara algún comentario - esa pasión la busque en muchas personas. Recuerdo cuando asistí a un concierto de los Dorados, invité a una amiga que me gustaba, y siempre platicábamos de nuestras locuras, de lo que nos deleitaba y de lo que definitivamente no podíamos digerir. Ella saboreaba la música clásica, el rock ingles y el famoso Word Music; así que se me hizo la persona ideal para compartir mi gusto sobre el jazz, pero sabes una cosa, me equivoque, ya que cuando estábamos en el concierto de este excelente grupo mexicano, de pronto la notaba distraída, en otras bostezaba, y parecía como si la hubiera llevado a un partido de fútbol de segunda división.

Un día en mí casa me propuse llevar a unos amigos, de esos cuates que de vez en cuando se asoman por los museos para ver las exposiciones del José Marín o del Garnica. Que han tomado sus cursos de fotografía y que tiene sus bandas de rock, y pus ya ahí entre el cotorreo de la noche, les pongo algo de la fabulosa Fitzgerald, pero en ese momento, al hacer la transición entre Radiohead, Gotan Project, Café Tacuva, y la maestra del scat, muchos de ellos se mal viajan y hacen sus protestas musicales. Total que durante toda la noche se logra poner desde Chemical Brothers, blur, La margarita, o inclusive al farol del Armando Palomas, pero el disco de Ella Fitzgerald nunca encajo.

Me voy también a lo pocos cafés donde ponen jazz, pero de la gente que esta tomándose el chocolate, el té o su respectiva cafeína, pocos le prestan atención a las los temas que pasan por sus oídos. De aquellos que noto que mueven el pie y que se emocionan cuando comienza algún tema entre el fondo de las tazas y las voces de la gente, me llego acercar, les manifiesto mi gusto por el jazz, y al principio es fantástico, logramos coincidir en muchas cosas; pero como a la mitad de la platica, alguno de ellos se clava en lo que ya te había dicho, en eso de creerse en el semi-dios que tiene todo el conocimiento sobre este genero musical, y no se trata de eso.

Pero encontré justamente en la persona que menos imagine la manera exacta para poder deleitar el jazz, la hallé en un ser humano que no rebasa el metro y medio de estatura y que es capas de decir frente a quien sea que ignora algo. Tropecé con el justamente antes de ir a un concierto de Lalo Mendez. Tenía dos boletos y nadie tenía el tiempo para acompañarme, no quería que se desperdiciara aquel boleto, así que tome a la única persona que se encontraba en mi sala, y sin decirle a donde iríamos, me lo llevé al concierto.

Nunca me había acompañado mi sobrino de diez años a un concierto, lo máximo que habíamos recorrido juntos, era la tienda de la esquina para comprar dulces, y esta era la primera vez que sería acompañado por un infante a un concierto musical, y esperaba lo peor. Quizás a la mitad del concierto me diría que esta aburrido, me haría comprarle algún postre para mantenerlo quieto, inclusive iba preparado para que en algún momento se escucharan sus gritos o sus lloriqueos, pero no fue así.

Realmente estuve con una persona que, en efecto, nunca dejo de hablar en el concierto, pero lo hacía para preguntar como se llamaba el instrumento que Lalo se llevaba a la boca. Se paraba de la silla y se acercaba a los músicos, jamás había visto que alguien le prestara tanta atención a los movimientos de un músico como lo hizo en ese momento mi sobrino. Fue el único individuo que en el lugar se atrevió a bailar lo que le gustaba, decir que tal tema ya le había aburrido y que era muy largo, y en lugar de tomar una pose de seriedad o de intelectual, sencillamente disfruto el concierto.

Así que desde ahora, con quien escucho mi música y disfruto el jazz, es con mi pequeño sobrino, que no puede pronunciar correctamente a Dizzy Gillespie, pero si sabe perfectamente lo que tiene que hacer cuando lo llega a escuchar.

19.4.08

Enfocando a Verónica Ituarte


Llegamos a medio día, mi amiga no recordaba la dirección de la casa con exactitud, pero aun así llegamos aquella casa que es el refugio de una de las mejores voces del jazz mexicano. La verdad no imaginaba que su hogar fuera un palacio o una casa elegante de las que pueden verse por él Álamo, sinceramente no la pude imaginar, pero cuando la vi, sabia que así tenía que ser la vivienda de una jazzista: una casa no muy grande de un solo piso, una sala de color café con un librero lleno de libros amontonados, pero que le daban estilo al recinto. En algunos de los pisos del librero había fotografías con algunos músicos y amigos, entre otros adornos.

Ahí, en esa sala llena de libros nos sentamos Aidé, Verónica, Lalo y un fotógrafo que era yo, para escuchar a Verónica Ituarte hablar de música y otras cosas más.

Primer enfoque: “Eternamente para mí”

De lo primero que habló fue de su más reciente material, titulado “Eternamente para mí”, del cual habló de las experiencias y lo que podemos encontrar dentro de este material.

“La idea primordial de este disco es contar historias, es relatar la vida de alguien a través del primer enamoramiento, luego viene una relación que se va construyendo o el final de una relación, pero también hay otros tipos de situaciones, como es el tema El zonzo-nete, de Alfonso Maya. Este tema habla de una situación que nos ocurre a todos, cuando de repente estamos tarareando cosas que no nos interesan, o que no nos gustan. También esta un tema de los míos, que se lo dediqué a Biringo, una mascota que tuve, que vivió conmigo como 15 años y que le escribí este tema cuando todavía andaba por aquí.

“También incluye un tema de Olivia Revueltas donde cuenta la historia de todos los seres que han sido torturados, humillados, o dejados. Este tema llamado mujer herida, lo escribe en la guerra de Irak, cuado todos teníamos esa incertidumbre de si todo eso pasará, y es ahí cuando ella decide dedicarles este tema a todas las mujeres que sufren”.

“Así va contando historias el disco, hasta terminar nuevamente con él amor, pero encontrándolo de otra manera, con el tema el guerrero, de Roberto Pérez, haciendo un recorrido de emociones y de sentimientos cuando lo llegas a escuchar.

Segundo enfoque: La bella Ituarte de Verónica Airosa

“La música se hace en cualquier lugar, y a donde nos llaman vamos, porque así es el arte, y pues, cuando llegué aquí a Pachuca tratamos de conectarnos, de ofrecer nuestro trabajo, de dar a conocer lo que hago y de poder relacionarme con este nuevo lugar. Encontramos personas que nos abrieron puertas, como la galería El Botalín, pero en otros espacios nos ha sido difícil, y no entendemos bien porque.

“Pienso que hay un interés en las personas por aprender cosas nuevas, pero no se que pase en el intermedio, entre el artista y el público. Siento que todavía no hay una conciencia de mejorar a través del arte y la ciencia. Todavía creo, que se siente que solo hay que crecer de manera política y en ciertos intereses sociales, pero sin que haya mucha cultura, y quizás es por eso que cuando reducen los presupuestos, los primeros afectados son la ciencia y la cultura, es triste esta situación”.

“Siento que cada ciudad tiene su propio ritmo, y a Pachuca hay que sabérselo encontrar para poder realizar cosas culturales, de tal forma que no nos estorbemos, y que pueda fluir todo lo que ocurre en la ciudad”.

“Debo confesarte que si me dio un poco de comezón cuando supe la situación de estar representando a la ciudad de Pachuca en el Festival Nacional de Jazz este 2008. Pero también entendí que Antonio Malacara, organizador del evento, esta proponiendo un festival de nivel nacional, y como sabe que vivo aquí, pues, decidió ponerme como representante de esta ciudad. Eso me pareció incomodo, no tanto porque no halla nacido aquí, más bien porque también hay jazzistas que si nacieron en esta ciudad, que hacen música en esta localidad, y sin embargo, no han representado a la ciudad, y eso es lo que me causo un poco de comezón”.

Había trascurrido un poco más de veinte minutos, y como fotógrafo, no había podido sacar mi cámara, esa arma con la que tenía que fotografiar a la artista, a la cantante, a la pianista. Era difícil sacarla y empezar enfocar con un lente, cuando apenas empezaba a enfocar a la persona que vive, a una Verónica que antes de encararse como una cantante, se visualizo como un ser un humano que podía disfrutar la vida.

La plática se tornaba a una evolución como persona y como artista. Aquella Verónica que con los años le ha costado ser grande, que le ha dedicado su vida no solo a la música, sino también al aprendizaje de la vida, a los festivales de jazz organizados por la UNAM o por el Palacio Nacional de Bellas Artes. A detectar todo lo que es valioso y transmitirlo a quien se quiera dejar. Dejar como herencia cinco discos grabados hasta este 2008, seguir catando y contando a quien la quiera escuchar.

Tercer enfonque: La angustia y el blues

“Cuando empecé a escuchar el blues me daba angustia, y entonces prefería no oírlo, pero curiosamente ahí viene un desarrollo, porque ahora me conecto con mi angustia y trato de entenderla, algo que no hacía en la época en que conocí el blues. Por ahí tengo un libro de Los esclavos, es bellísimo, pero con solo ver sus dibujos y las fotos, vuelvo a sentir esa angustia. Entonces es cuando digo, mi ser sabía de que se trataba, pero mi intelecto no, ya cuando vas entiendo esto, te vas acercando a otras corrientes artísticas.

“Es por eso que muchas veces la cultura no flórese, porque hay gente que le tiene miedo a muchas cosas: miedo a pensar, miedo a tener iniciativa, miedo a decirle a un político que no te gusta lo que esta haciendo para quitarlo de ahí, pero claro, el país todavía no esta preparado para esto, pero podríamos llegar a eso si fuéramos un país culto, un país sin miedos”.

Cuarto enfoque: La sencillez, algo que seguir de los grandes

Quizás habría que ponerse un poco nerviosos cuando uno tiene enfrente a una artista que a compartido escenarios con BB King, o con Oscar Peterson, pero es mejor aguantarse los nervios para saber la anécdota, y escuchar lo que es estar junto grandes maestros del jazz.

“Para mi y para Juan José Calatayud fue maravilloso abrirle un concierto a Oscar Peterson. Lo más impactante fue haberlo visto en persona, ahí sentado en el camerino. Recuerdo que era de un ancho enorme, yo creo que quería alcanzar todo el teclado de su piano con el cuerpo. Oscar era un tipo muy tranquilo, ese tipo de gente que te enseña que no tiene egos, que no son estrellas, ni divos, y es lo que sorprende de él, que era una persona muy tranquila”.

“También quien me ha sorprendido conocer fue a Flora Purim, cantante de jazz que conocí en una conferencia de prensa, nunca se me olvido su sonrisa, era verdaderamente hermosa, porque cuando sonreía, se le desaparecían sus ojitos”.

“La experiencia que tuve tanto con Oscar como con Flora o con BB King, es que no te hacen sentir chiquito, te hacen sentirte de la familia. Pero por eso no quiere decir que se puedes controlar los nervios no más porque son sencillos”.

Quinto enfoque: El miedo en el escenario

“Si me asusta subirme a escenarios grandes como el Auditorio Nacional, pero me asusta más si el publico es nada más mi Mamá y mi hermana. Pero uno debe tener claro que es lo que se debe hacer y preparase desde antes. Como decía Janis Joplin, cuando me subo a un escenario, voy hacer el amor. Y lo interesante no es pensar en si me voy a equivocar, si se me va a olvidar la letra en el escenario, o si me acuerdo de tal acorde, lo interesante es pensar únicamente en que hay que hacer el amor”.
No logré enfocar todo lo que decía Verónica, cada vez que se le hacía una pregunta, ella la contestaba y se extendía, y se acordaba de aquello que vivió, de lo que aprendió y de lo que le falta por aprender. Sacaba más cosas, contaba y volvía a recordar hasta que de su cara salía una sonrisa. Después recordé que también tenía que enfocarla con mi cámara fotográfica, así que tomé unas cuantas fotografías, y me fui con la ilusión de volver a encontrar a la Ituarte, quizás en concierto, en la calle, o en algún lugar impensable, volver a fotografiarla para una estampa, y seguir enfocándola con la propia vida.

Que hacer en…

Hace poco estuve observando uno de esos letreros que dan guía en los momentos de un desastre como: un sismo, incendio, una inundación, o algún fenómeno de la naturaleza. Mire en especial uno que indicaba que hacer en el momento del incendio, lo observé durante más de una hora, me pregunte que tan verdaderamente útiles serían en el acto de la emergencia, y reí un poco. Después le pregunte a la conciencia que otros instructivos podríamos fabricar pero, que no fueran de desastres o accidentes en edificios o bosques, sino en las avenidas de nuestro corazón. Así que decidí fabricar los siguientes instructivos que espero les pueden ayudar si pasan por algunos de ellos.

Que hacer en caso de una tristeza

Conservar la calma, disfrutar la tristeza cada segundo hasta hacerla más grande, buscar unos buenos chocolates, o en su defecto, algo que agrade al paladar. Recostarse un poco y poner música que también sea triste. Dejar que se relaje el cerebro y que de él salgan los pensamientos y los recuerdos mas abatidos. Retírese de la gente y de objetos que le lastimen o lo hagan perder la locura, y así llorar en la soledad.

Se valen usar algún tipo de de drogas, como marihuana o algún vino chileno, también se pueden valer de un cigarro o de una buena cerveza. Ya cuando haya pasado un poco el momento de más desconsuelo, se puede ubicar en una mesa para escribir lo que nos pesa, y decirlo con seguridad.

Por último se puede localizar algún amigo que se encuentre en una misma situación y, festejar juntos la tristeza.

Que hacer en caso de un disgusto

Mantenga la calma, retírese lo más pronto posible de la persona que lo hizo enojar y no cuente hasta diez, traté de hacer una pequeña introspección por lo sucedido para identificar los malentendidos. Trate de irse a un lugar aislado y emita un grito como señal de alarma agriada.

Extinga su coraje con palabras altisonantes como: es un pendejo, me las pagara el cabrón!, o una de las frases que mas nos libera del estrés “a la chigada todo”; eso nos provocará un pequeña liberación de sentimientos que van desde la risa, hasta las lagrimas.

Si puede ayúdese, sino retírese.

No uses ninguna droga para descargar la ira, y mejor recapacite que también hemos hecho enojar a otras personas. Si tu carácter es denso arrástrate por el suelo y platica con una hormiga, verás que ella es más inteligente y apacible que tú y la persona que te hizo enojar.

Localiza las venganzas más cercanas, y proyéctalas en la cabeza consecutivamente hasta que parezcan ilógicas para contárselas a quien más confianza le tengas. Al final deja que termine el día.

Que hacer en caso de un engaño amoroso

Perder la calma y arrastrarse por el suelo hasta localizar la ruta de evacuación más cercana.


Que hacer en caso de una alegría

Conserve esa oportunidad que solo le durará un rato. Elimine a toda persona que le tenga envidia o que se la pueda arrebatar. Retírese de caminos y tentaciones que lo puedan hacer caer. No use elevadores o no pierda los pies del piso. Siéntase seguro de su felicidad. Localice a personas que también sean felices.

Estos procesos pueden usarse en caso de las emergencias mencionadas, aunque no pueden aplicar con todas las personas. Así que si usted emplea algún método anterior, no se engañe con eso de que se salvará, es más recomendable que haga usted lo que le venga en gana, ya que ni los instructivos de sismos e incendios que pegan en los edificios sirven para salvarse.

27.3.08

De jazz y de más (Lo que dijo Roberto Aymes, I/II)

Por: Julio Romano/Jesús Ángeles

Roberto Aymes, Arturo Ramírez, Beto Guerrero y David “Chatrán” González integran Art Latin Jazz. Se presentaron en Real del Monte el pasado sábado gracias a Proyecto Luvina. Más allá de las espectacularidad de algunos momentos cumbre del concierto, de escuchar a Wolfgang Amadeus Mozart y a Charlie Parker, a las Nereidas de Amador Torres Pérez y el Summertime de Gershwin con un sabor jazzísticamente latinoamericano, el bajista y líder de la banda, Roberto Aymes (conductor también del programa Panorama del jazz en Radio UNAM;), concedió a la prensa más de media hora de su tiempo. He aquí un poco de lo que dijo.
El jazz en México y México en el jazz
“El jazz en Nueva Orleans es muy complejo. Surge de muchas esencias. No es como nos lo quieren pintar, exclusivamente afroamericano. No es cierto. Tiene influencias hasta mexicanas; hubo grandes maestros mexicanos que instruyeron a los primeros músicos de Nueva Orleans, jóvenes de la banda militar que mandó Porfirio Díaz a la Feria Algodonera, y se quedaron a vivir allá, por ejemplo. Eran músicos muy educados y llegaron con aquéllos que no tenían nada de preparación, porque el pueblo afroamericano en Estados Unidos estaba oprimido, y fueron sus maestros. Nueva Orleans es el hervidero. Y de ahí pasa a las grandes urbes, que es donde se desarrolla. Además, no es en Estados Unidos donde se graba primero el jazz. Se graba primero jazz en Europa. Hay grabaciones de 1899 en París, de 1901 en Polonia. Y en Estados Unidos se jactan de que grabaron por primera vez en 1917 a la Original Dixieland Jazz Band. Chispas... están mal en eso y nunca lo han aceptado. La única forma de arte que tiene Estados Unidos es el jazz, pero no aceptan sus orígenes reales porque están involucrados mexicanos, puertorriqueños, dominicanos y afroamericanos.
“Finlandia es un país con muy pocos millones de habitantes; y en Helsinki, que es una ciudad que se recorre prácticamente toda a pie, y hay quince o dieciséis lugares en donde se puede escuchar jazz. En el país tienen cuatro o cinco Festivales Internacionales, y España tiene diecisiete o dieciocho festivales. No es posible que en México no haya uno solo, y cuando lo hay toman exclusivamente a músicos extranjeros. Necesitaríamos estar tocando en todo el mundo; la Secretaría de Relaciones Exteriores no cumple con su trabajo y la de Turismo nos podría dar trabajo a todos los artistas en otros ramos que no sea lo comercial. Debería de ser trabajo de ellos presentar grupos de jazz de manera itinerante. Y así podríamos estar treinta o cuarenta grupos de jazz mexicanos.”
Internacionalización, jazz y deporte
“¿Qué se exporta de música mexicana? El mariachi. Los ballets folclóricos. Es lo único. En música clásica, dos o tres nombres y se acabó. Pero díganme en el jazz, ¿quién nos invita a los festivales? Y en todos lados me preguntan: “¿Por qué no vienen colegas tuyos mexicanos?”. Porque el gobierno no los apoya. Y no lo creen. Y me dicen: “Pero si hay tratados internacionales”. Pero cuando un país los invita, el gobierno de México se desentiende, “tú págate tu boleto y ‘ai te vas; si sale bien, pues nos paramos el cuello”. Y eso mismo pasa en el deporte... ahora que vienen Juegos Olímpicos. Estamos tan mal... el deporte es para dar vergüenza. Estamos en la calle. Y lo dice alguien que estuvo metido en esto del deporte. Y les dicen que si ganan una medalla les van a dar una casa y medio millón de pesos. ¡Por Dios! Ojalá que a los músicos de jazz por lo menos nos pagaran los boletos para ir a estos festivales. Nos sentiríamos contentos con eso. Qué impresionante.”
El Festival Nacional de Jazz
“Es un buen intento. Es un buen intento porque se invitó a gente de muchos lados... no por primera vez, porque esto se ha hecho en los años sesenta también... pero se vio que hay en toda la república mexicana quizá más y más talentosos jazzistas que los que hay dentro de la capital. Pero lo que es injusto es que a los músicos, cuando queremos hacer eso, nos ponen el pie en el cuello, y llega un escritor de un periódico y le dan todo. Eso no se vale. No se vale que al artista no le dejen hacer las cosas y que tenga que llegar alguien más para que se diga “sí se hacen las cosas”. No es que no necesitemos a alguien que coordine. Sí lo necesitamos. Pero tenemos a gente capaz para hacerlo, para organizar, y gente que proponemos. Y nunca nos hacen caso. Otra cosa. Estuvo muy bien, pero ¿qué salas fueron las que se dieron? Salititas. Excepto la última, que fue la sala Nezahualcóyotl. Pero... salititas y con condiciones bastante regulares. Entonces, a pesar de eso, el jazz sigue siendo una anécdota musical.”
A los jóvenes jazzistas
“Quien quiera dedicarse al jazz, que se dedique al jazz. Yo vengo de una generación que todavía pudo probar las mieles de cuando había mucho jazz en México. Llegan los jóvenes y me dicen “ahora sí hay jazz...”. No: Ahora es cuando no hay jazz. No hay opciones. Cuando yo surgí en el jazz había dos festivales nacionales y dos internacionales. Eso se ha acabado. Eso se ha ido para abajo. Y ahora les cuesta más a los jóvenes lograr tener un sitio, un reconocimiento, presentarse... tener un público como el que tuvimos hoy [unas 200 personas] no es sencillo. A los jóvenes que quieren dedicarse al jazz yo les diría que tienen que entrarle con muchas ganas. Sobre todo para ser jazzista de tiempo completo.”

26.3.08

De jazz y de más (Lo que dijo Roberto Aymes, II/II)



Por: Jesús Ángeles/Julio Romano


De Roberto Aymes se puede hablar de mucha cosas: De las diferentes agrupaciones con las que ha tocado, de cómo aprendió a tocar el bajo, su gusto por el jazz enfocado especialmente por la música latina, y también la difusión e investigación que le tiene a este genero musical. En este año, justamente el 27 de marzo, Aymes cumple 30 años de difundir el jazz a través de un programa radiofónico que se trasmite por radio UNAM desde 1959, en el que se haría responsable desde 1978. “Panorama del jazz” es el primer programa radiofónico de este genero que existió en México, del cual Roberto nos platico como comenzó este proyecto y como llego a ser parte de él.

Panorama del jazz

“Tuve la oportunidad de participar en los medios desde que era muy joven, inclusive mi primera licencia de locución la obtuve cuando apenas tenía la edad de 16 años. Después me entrevistó Juan López Moctezuma, productor de “Panorama del jazz” y junto con el departamento de producción y programación de la estación me escucharon, y comencé a participar como invitado dentro del programa. Ya cuando Juan decidió dejar el programa, lo dejó en manos de un señor que era muy pedante, ya que se consideraba que era el único que sabia de jazz.

“Para enero de 1978, Don Raúl López Malo, que era el jefe de programación, me pidió hacer una prueba, y así me fui metiendo poco a poco dentro del programa hasta que en marzo me quede como titular del programa”.

“Casi desde que me dedique hacer Panorama del jazz me he estado dedicando a la investigación musical. Esto me ha facilitado mucho hacer el programa, porque abre muchas perspectivas. Desafortunadamente he visto que muchos que escriben sobre jazz dicen muchos cuentos, o cometen fallas enormes, y no se vale que nosotros como publico, nos tomen el pelo. Por ejemplo, en Panorama del jazz nunca se ha repetido material musical en 30 años, y debemos tomar en cuenta que el programa trasmite más de 250 horas al año pero no por eso les voy a tomar el pelo a la gente. Además dentro de mi programa se pone música de los mejores festivales Europeos, que algunos, aun no se han grabado en algún material discográfico”

No es lo mismo “El Panorama” que “El Horizonte” del jazz

“Hay una estación en México que transmite jazz, de la cual respeto su trabajo, pero para mi perspectiva, solo transmiten lo que les dan en algunas empresas discográficas que normalmente son cantantes gringos, de lo cual debemos aclarar algo. La opera, es un segmento de la música clásica, por consecuencia el jazz cantado es un segmento del jazz. Ellos le dan prioridad al jazz cantado, quizás esto lo hacen porque dentro de la música popular esto es más fácil de entender, pero provocan que los músicos dejen de existir dentro de lo popular”.

Hablando de improvisación en la música y la radio…

“Creo que improvisar tanto en el bajo como en el micrófono, no es nada sencillo. Para ambas cosas se debe de tener al menos, algo de conocimiento para poder improvisar. Cuando estoy en el radio lo hago muy seguido, no hay un guión de tras, y me gusta escuchar la música que se programa para acordarme de alguna anécdota, y entonces plasmarla en el momento”.

“En la música, a nadie se le puede enseña a improvisar. Se pueden enseñar las técnicas, pero la improvisación es personal. Además, la improvisación no nada más es del jazz, toda la música tiene su parte de improvisación, si uno va a Veracruz y encuentras a un grupo con arpa, improvisan haciendo versos, y así puedes encontrar la improvisación en muchos géneros musicales, pero el jazz lo hace de una manera mas ordenada, probando que este genero se convierta en la nueva música clásica”.

Fue así como Roberto Aymes nos solo nos invito a escuchar el jazz, también nos incitó a sentirlo y experimentarlo cuando llegue a nuestros oídos, intentando olvidar ese jazz intelectual y Elitista que algunos han formado, para lograr un jazz mas sencillo y agradable para el público, para que cualquier persona logre acercase a él.

19.3.08

Ardiente despedida

Ya lo tenía pensado, no había mejor manera para despedirse que en la orilla del mar. Los dos ya un poco viejos, habían recorrido la música y la improvisación de la vida, no tenían porque estar más tiempo juntos, así que, aquel hombre de más de sesenta años de vida, decidió matarlo para darle el mejor funeral.

Tenía que ser en una tarde, días antes de que comenzara la primavera. Tendría que ser el invierno el encargado de llevarlo de la mano junto al mar, y así, recibir un nuevo sol en una nota que lo pudiera inspirar. Tenía que deshacerse de él, lo quería mucho, habían pasado muchos conciertos juntos, y precisamente, como los grandes músicos, tenía que morir antes de alcanzar la gloria.

El ritual era el siguiente, justamente cuando el sol comenzara a pintar de amarillo al horizonte, le prendería fuego en la orilla de playa de Ishikawa, y dejaría que se consumara, escuchándose solo los gritos de su canto.

No sería fácil llevarlo hasta la playa, cargar más de doscientos kilogramos, arrastrarlo por la arena sin que ninguna de sus patas sufriera una ruptura, tener cuidado de que la marea no subiera demasiado para no interrumpir el concierto, el asesinato, y todo saliera tal y como lo había planeado.

Por fin, con la ayuda de una grúa y varios hombres, el evento se llevaría acabo. La gente estaba extrañada, no es común ver un concierto de piano a la mitad de la playa completamente en vivo, pero ahí estaba, a la mitad de la tarde comenzando el concierto de jazz, donde las notas salían con lo salado del mar. Poco a poco se fueron acercando los curiosos para escuchar la música, que de pronto se escuchaba triste, y en otras, se dejaba sorprender por lo magnifico de las improvisaciones.

El público aplaudía, pero no sabían que estaban presenciando algo más que un concierto, no sabían que se encontraban en un funeral. Las melodías transcurrían y, a la mitad del concierto, el intérprete deja el banquillo, toma un traje plateado y se viste con él para seguir tocando. Es entonces, cuando el músico toma un aspecto de astronauta o bombero intergaláctico y, comienza a sorprender.

Después de haberse puesto el traje, toma un bote que contenía gasolina y lo deja caer sobre su inseparable e inmortal amigo, y antes de tomar el banquillo, prende un cerillo para que las llamas se dejaran ver. Así, con el fuego entre los huesos, tomó nuevamente el banquillo y siguió con el concierto. La gente no lo creía, el músico tocaba con un piano en llamas, ¡que clase de música es esa! se escuchaba, pero el músico y su amigo, seguían haciendo sonidos en la arena. Y los murmullos cada vez eran más frecuentes, y le daban fondo a la música: ese tipo esta loco, si no lo quiere que me lo regale, que alguien pare esto, ¿será una nueva disciplina en el arte?

Con el piano encendido las notas iban quedando en cenizas, los acordes de aquel viejo piano ahora serían alimento para peces, arena de la playa o un recuerdo loco de un músico demente. Y mientras se extinguía, el piano comprendía su destino, y poco a poco se despedían. El intérprete, como si el piano estuviese intacto, siguió tocando hasta que las llamas quedaron en sus manos, y justamente ahí, cuando el fuego pudo más que la música, se levanto y finalizó la despedida de un viejo amigo.

A la memoria del piano de Yosuke Yamashita

Invitación

Después de esta historia llena de realidad y fantasía que espero hallan disfrutado, me gustaría invitarlos a que asistan este 22 de marzo a presenciar un concierto de jazz, con el grupo Art Latin Jazz de Roberto Aymes, que no promete ser tan ardiente como el del cuento, pero si lleno de profesionalismo y sentimiento musical. Este concierto se llevara acabo en el hotel Villa Alpina El Chalet a las 19:30 horas, ojalá que por ahí nos podamos encontrar.

18.3.08

Unos amigos invisibles

Podrán decir que estoy loco cuando les digo que tengo unos amigos invisibles, que llevan una carrera de 17 años de recorrido, y que pueden pasar de un mambo a un buen rock. Lo mejor de todo es que han llevado una carrera extraña, siendo grupo aclamado por mucha gente en una esquina, y por la otra, son criticados y desterrados por tener música anticuada y poco ilustrativa. Hagamos un pequeño recuento de su trayectoria comenzando por el año de 1991.

Cuando este grupo comenzaba a tocar en algunas salas de teatro en Caracas, tocaban rock, pero ellos querían tocar algo distinto, algo que no sonara en su país. Observaron que la música dance se encontraba en decadencia, y se propusieron hacer música para los antros y las discotecas, prometiéndose ser el mejor grupo de este genero en su país.

Con la intención de hacer bailar a la gente, lograron más que hacer un poco de dance, alcanzaron el horizonte del acid jazz gracias y la mezcla del funk, el rock, con instrumentos latinos, haciendo de los amigos invisibles algo verdaderamente singular. Su primer disco se llama “A typical and autoctonal venezuelan dance band” en donde se pueden extraer el tema de “Acid jazz de las mujeres locas” donde podrían perder un poco la credibilidad en su música.

Ellos siguieron probando suerte con ese sonido venezolano que traían en la venas, y con el llegaron a New York, donde pudieron grabar su segundo disco, lograron consolidar su estilo que muchos aun no entendían. Y es que cuando se escuchan temas como “ponerte en cuatro” o “el diablo”, pareciera que escuchamos a un grupo desaparecido de los años noventa llamado “proyecto uno”, ya que desde las letras, hasta el ritmo en las canciones, parecían ser un grupo tropical que surgía en la escena musical, y que el tiempo se encargaría en desaparecer.

Pero no fue así, poco apoco, y con temas como “yo quiero a una mujer” “amar es algo más” fueron ganándose al público, y lograron llamar la atención de grandes músicos de la música electrónica, logrando que el propio Dimitri From Paris, les produjera su disco “Superpop Venezuela” consolidándolo como un gran grupo internacional.

Pero realmente, ¿que genero es el que toca este grupo musical? Es difícil saberlo cuando sus discos suenan con mezclas de jazz y funk, y se presentan en festivales de rock. Cuando algunos de sus temas duran más de 6 minutos, pero suenan impresionantemente guapachosos y sus videos salen en el canal Htv.

Es difícil decir que son un grupo de acid jazz cuando participan en tributos como en el de Rigo Tovar, y tocan en festivales electrónicos de Europa. Si tuviéramos que ponerle un género a este grupo, yo diría que tocan electro-acid-jazz-funk-rock, pero claro, eso no existe, bueno, solo con los amigos invisibles.

Y como le suele pasar a muchos grupos latinoamericanos, mientras que en su patria son abucheados he inclusive considerados nacos, en Europa es la música que bailan, son los sonidos que rebotan en los mejores antros y en las mejores fiestas.

Pero aun así, en abril sacarán a la venta un nuevo disco, y seguiremos escuchando lo invisible del sonido en las notas delicadas de sus letras, que poco se irán internando en los oídos de los que bailan, de los que gozan hasta la música, hasta que logren hacer algo más que acid jazz, hasta que logren interpretar algo más que un dance venezolano.

6.3.08

Una dosis de Ameneyro

El jazz también existe en la selva, en esa parte del sureste mexicano lleno de riquezas naturales. Para ser más exactos, hay un grupo de jazz que se hace llamar Ameneyro en San Cristóbal de las Casa, Chiapas; y desde ahí, han intentado crear un nuevo jazz lleno de magia, que puede crear en nuestro corazón cualquier tipo de imágenes.

El mejor ejemplo de ello es el disco Tele-visión, un disco perfecto para emprender un vuelo con una botella de licor, algún tipo de droga natural, o simplemente cerrar los ojos y disfrutarlo con la aspereza de la soledad. Comienzas a escucharlo, te adentras a una marimba y de pronto, se escuchan voces de fondo, sonidos ambientados, y una guitarra que se une a un grito de guerra. Ya para el tercer track, reluce un poco más el jazz. Los temas te van relajando hasta llegar a una inconciencia y, como la propia caja idiota, va manipulando tu cerebro, para operar tus sentimientos.

Sinceramente, si gustan poco del jazz clásico, quizás les pueda parecer un poco impertinente este álbum, así que se recomienda escucharlo con un poco de mente abierta, y si es posible, se recomienda escuchar antes Ummagumma de Pink Floyd, o a Frank Zappa. Pero más que nada se recomienda percibirlo con la mejor intención de explorar nuevos horizontes musicales.

Ameneyro no solo se queda en el campo de experimentación, al menos en su producción “Hecho en San Cristóbal”, maneja un jazz latino que pone a bailar los pies en cualquier circunstancia. Este álbum se puede poner al término de una comida, o para tomarse unas cervezas en la playa. Creo que en este disco, la pianista Patricia Reyes se deja explorar a ella misma, y combina perfectamente el piano con las percusiones y el sabor que caracteriza este tipo de música.

Este disco es más recomendable escucharlo con un buen Ron, y de preferencia en la playa. De no ser así, se puede hacer una fiesta con un grupo de amigos que disfruten de buenas percusiones, y preparar una mariscada para sorprenderlos.

Sin duda, Ameneyro esta creando una música completamente innovadora en el país, capas de crear una ambientación completamente distinta en cada de uno de sus discos, sin dejar a un lado el refuerzo de su cultura y un contexto completamente folklórico mexicano, bajo una experimentación estética, y estrictamente contemporánea.

Aquí un pequeño viaje que pueden hacer con su música.

Ameneyro…

Escucho la introducción del disco, y parece que me remonto al México del año 2000. Entonces tomo el bastón de mando, me adentro al III congreso que tengo pendiente. Tomo las llaves de mi auto, me dirijo hacía él, y en el camino me encuentro con los mejores paisajes, con los mejores bosques, y es ahí cuando se me viene en mente, ¿qué puedo hacer cuando vuelvan los lagos a ser cristalinos?, quizás poder pescar en ellos, invitar a la mujer que amo a nadar, y hacer un bailecito bajo el agua.

Si no hay nadie a nuestro alrededor, podríamos hacer el amor hasta que una lluvia roja nos cubra con su encuentro, y así, seguir bailando. Quizás cuando termine ese encuentro, y cuando termine esa lluvia, no vuelva a ver a la mujer que amo, y solo me quede como una sombra triste a la orilla del lago.

La vida es un carrusel en el que hay que tener los mejores preparativos para subirse y, afrontar las consecuencias. Quizás nos valla bien, o tal vez nos valla mal, y en algún momento de locura y desesperación miremos al cielo y gritemos “falso Dios del excremento endurecido, ¿Por qué me paso a mí?”. No va a ver más remedio que caminar sobre corales, visitar Tenochtitlan de noche y, sentir la danza del poder.

Y entonces volver a comenzar, inventar una nueva introducción, para ir del canto al canto, seguir bailando, y seguir contando historias, hasta que el disco se acabe….

1.3.08

El free del Arzobispado

Lo interesante del Festival Nacional de Jazz de este 2008, es esa mezcla de música que proviene de las diferentes partes del país. No solo se escucha jazz de la ciudad de México, se escucha jazz de Oaxaca, de Chiapas, de Yucatán, y hasta un jazz mestizado, dándole un toque de identidad y de libertad artística.

El free jazz, o el jazz libre, como lo nombraron los músicos aquel domingo 24 de febrero, en el Antiguo Palacio del Arzobispado; ya no es solamente un nuevo genero dentro del jazz, es todo el jazz que se fabrica actualmente, todos los músicos tocan ese jazz libre, que en la actualidad no solo requiere de experimentación, también necesita de pasión y libertad al transmitir un sentimiento a través de la música.

Pero para muestra, basta un botón, y ese botón de jazz libre que se esta fabricando en México, lo llevaron acabo el Trío Pinzón-Martín-Barrera de la ciudad de Mérida y el ya reconocido grupo Cráneo de Jade, de la Ciudad de México.

El concierto comenzó puntualmente a las 12 de a tarde, con un arzobispado lleno de gente, y con el grupo yucatense que inició interpretando sus primeros temas. Al principio fueron tranquilos, fueron conociendo a la gente, como seduciéndola, no sabían si explotar, o simplemente llevar un jazz ligero. Pero como fue transcurriendo la música, fue fluyendo el ambiente y, ni el trío, y mucho menos el público, se percataron de la experimentación que empezó a fluir.

Gilberto Pinzón, guitarrista del grupo, fue quien se dejo llevar por los ecos que estaban manando. Y en un principio se reía, se divertía, pero poco a poco, la comunicación que tuvo con sus instrumentos fue superior a la que tuvo con su público, y ahí empezó el juego. De la guitarra no solamente salían notas, salían ruidos, sonidos no comunes para un público sencillo. Había que prestarle atención y comprender lo que hacia con las cuerdas, de las que no solo tocaba sobre los trastes, también lo hacía por los extremos, por todas esas partes donde un principiante de guitarra no se atrevería a tocar, por temor a ser regañado por su maestro.

El ecos cortantes y punzantes fue lo que más jugo en esa tarde pinzón con su guitarra. Una guitarra que la hacia sonar, y de pronto la interrumpía con sus pedales. De pronto el sonido regresaba, lo escuchábamos, sabíamos cuando regresaría, sin embargo, cuando el eco llegaba, nos volvía a sorprender. Es una magia sonora que desaparece en jazz clásico y regresa en un sonido completamente libre.

Después tocaría el turno a Cráneo de Jade, que también vendría a darnos una cátedra de lo que es el free jazz, en especial el baterista Hernán Hecht, que además de tocar su batería, se dedicó a ambientar cada una de las piezas. El jazz de Cráneo de Jade, también sonó progresivo, intenso. Parecía un ritual en el que todos estábamos incluidos, donde el Trío de Jade fueron los dioses.

Es interesante observar algunos de los instrumentos de Hernán, ya que en los últimos temas, para poder realizar sonidos que asemejaban al viento, utilizó una manguera que para mi ignorancia, la podía confundir con un poliducto de electricidad. Una manguera que le dio una profundidad al tema, de tal forma que parecía que un viento soplaba fuertemente dentro del arzobispado, tocando solamente los sonidos del tiempo.

Para finalizar un tema utilizó una simple vasija de color cobre, la froto como si fuera una copa y, el sonido salio y se esparció como si fuera humo. No se mucho de percusiones, pero lo que si conozco, es que no es común en un artista la utilización de estos instrumentos, y eso es lo que hace magnifico al free jazz.

Entre Cráneo de jade y pinzón, nos dieron la mejor lección de lo que es sentir el jazz dentro de la música, pero sobre todo, nos enseñaron a sentir la libertad con el simple sentido de escuchar.

20.2.08

Mood Funky Trio en un sótano minero

Hay sótanos que se encuentran completamente vacíos, abandonados en alguna casa antigua. Hay otros que guardan recuerdos familiares, utensilios de algún coleccionista, reliquias de los abuelos. Pero también hay sótanos donde se escucha música, y sus paredes guardan los sonidos de artistas que los medios masivos de comunicación no han logrado atrapar.

Conozco un lugar así, desde que yo era niño, recuerdo que cuando pasaba por ahí, escuchaba a lo lejos un blues que para mi corta edad, llamaba demasiado mi atención. Hoy, es un espacio, (por desgracia un espacio más), para los amantes de la trova cursi que se escucha en la ciudad, y digo “cursi que se escucha en la ciudad”, porque no toda la trova que existe es cursi. Hay músicos excelentes dentro de este género como Víctor Jara, el ya comercializado Silvio Rodríguez o el maestro Oscar Chávez, pero aquí en Pachuca, al menos la trova que ha llegado a mis oídos, solo la usan para enamorar chicas.

Pero en este sótano, más que trovero que minero, le han dado espacio a uno de los pocos grupos de jazz que existen en la bella airosa, Mood Funky trio. Este grupo con una corta trayectoria, esta buscando espacios en la ciudad de los vientos para promover el jazz.

Cuando uno mira a jóvenes que no rebasan los 26 años de edad con una batería, un bajo y una guitarra, se puede pensar que tocaran rock, surf, ska o algo que ya estamos acostumbrados a escuchar, pero no. Ellos interpretan un jazz exquisito, clásico, y lo mejor, rescatando un jazz que no cualquiera se atreve a tocar.

Pueden comenzar tocando temas tan trillados como La chica de Ipanema, para después irse a interpretaciones más experimentales con música de Miles Davis o John Scofield. Improvisar de manera tan delicada, que es inevitable no ponerles atención.

Hay tres puntos que se pueden resaltar en la música de Mood Funky, la originalidad en la interpretación, que a pesar de que no tienen temas propios, logran hacer de cada cover su propia versión. Además la dedicación que le ponen a cada tema, y la constante comunicación que tienen entre ellos en sus conciertos, hacen de su música, un jazz 100% profesional. Pero sobre todo, tienen ese feeling jazzístico donde cada uno maneja su instrumento con gran maestría y pasión.

Es un placer escuchar la guitarra de Ramón Gómez Villegas dentro del trío, ya que además de llevar la batuta del grupo, no puede evitar contagiar su amor por el jazz con su manera de disfrutar cada una de las notas que pasan por su guitarra.

Lo mismo podemos decir de Alejandro Isidro Arrazola con su bajo, que sorprende con su manera de tocar cuando le toca improvisar, ya que sencillamente juega con su bajo, haciendo improvisaciones un poco largas, y en otras más cortas, pero eso si, todas ellas de manera fina, sin dejar los estándares del jazz.

Mientras, la batería de Cesar Bolaños, suena exactamente como una batería de jazz, completamente suave, sin golpes duros, sin tanta experimentación, golpes sencillos y delicados, algo que no cualquiera puede hacer en este instrumento.

Ojalá y pronto podamos tener un demo de este grupo, ya que hasta el momento no tiene ninguna grabación donde podamos reproducir su música en algún aparato eléctrico. Mientras tanto solo nos queda seguir escuchando su música algunos sábados, en el Sótano Minero, esperando que Mood Funky se pueda digitalizar en un CD y en nuestra pasión musical.

Con chile y Guacamole

La ciudad de Pachuca se encuentra a una hora de tiempo en recorrido de la ciudad de México. La ciudad de México es la capital del país. El país goza de una gran diversidad cultural. La cultura es una palabra que abarca tantas cosas como las costumbres que se van formando en una comunidad, esas tradiciones pueden ser desde modas, lenguajes, expresiones, etc. Dentro de la cultura están las artes. Las artes son la danza, la escultura, el cine, el teatro, la música entre otros.

En la música existen diversas clasificaciones que los conocemos como géneros. Algunos géneros musicales son: la opera, la música sinfónica, rock, dance, salsa, cumbia y, por supuesto, el jazz.

No se tiene una fecha exacta de cuando llego el jazz a nuestro país, pero si se tiene una fecha exacta de cuando comienza el primer festival nacional de jazz. Ese día es este viernes 15 de febrero del 2008, y comenzará a las siete de la noche en el Foro Cultural Coyoaquense. En este foro Cultural tocarán La sociedad acústica de Capital Variable y Verónica Ituarte.

La sociedad acústica de capital variable no es un nuevo término de economía, es un grupo de jazz que radica en la ciudad de Cuernavaca y en el distrito federal, encabezados por Carlos Miranda. Miranda es un grupo argentino que toca electropop, aunque ellos mismos autodefinen su música como electropop melodramático, pero esto no viene al caso. Carlos Miranda toca el Saxofón, el clarinete, entre otros instrumentos, y fue el fundador de La sociedad acústica en 1994.

El jazz de La Sociedad acústica, aborda la composición y la reinterpretación del jazz y la música improvisada, y al mismo tiempo revaloran las culturas ancestrales. Además se vinculan con otras formas de expresar el jazz, como en la literatura, la pintura, el video, la danza, la fotografía, el preformance y la multimedia. La sociedad acústica, nunca ha tocado en Pachuca.

En Pachuca vive Verónica Ituarte. Una de las especialidades de Verónica es el scatt. El scatt es una improvisación vocal onomatopéyica que convierte la voz en un instrumento más. En el disco donde Verónica utiliza una gran cantidad de Scatt, es en su álbum de Juguetería, que grabo junto con el Trio Ethos. Ethos es una palabra griega que puede ser traducida de diferentes maneras como “punto de partida” o “personalidad”.

Si alguien tiene personalidad es Verónica Ituarte, que además de ser una de las cantares de jazz más importantes de nuestro país, ha compartido escenario con grandes personalidades del jazz nacional e internacional, como con Juan José Calatayud y Oscar Peterson.

Oscar Peterson fue un pianista de jazz canadiense que murió el 23 de diciembre del 2007 y es considerado uno de los mayores pianistas de jazz. Verónica al igual que lo hacia Oscar, toca el piano. Para tocar el piano se necesita un mínimo de 8 horas diarias para poder tocarlo con gran maestría.

Para escuchar jazz no se necesita más de una hora o siete horas de dedicación, se necesita, sensibilidad y corazón para sentir las notas. Para poder sentir notas de jazz en Pachuca se puede asistir al café “El sótano minero” el 16 de febrero a las ocho de la noche, donde estarán los Mood Funky tocando completamente en vivo.

Ojala y nos encontremos escuchando jazz en algún lugar de la ciudad.

2.2.08

Una plática con Malacara, toma I

Hace un par de meses, Antonio Malacara presentó su libro “Modelo para armar” en la ciudad de Pachuca. Fue una noche mágica en aquel lugar, en el Centro Cultural Universitario. Pocas veces en esta ciudad tenemos jazz literario y musical. Fue una noche especial para todos los que estuvimos presentes en el lugar. Se platico del maestro Calatayud, se escucho música de Ituarte y, todos alimentamos nuestra alma. Ahí platique un rato con el escritor Malacara, el cual me dio una pequeña cátedra del jazz mexicano.

…¿Cómo empecé?, pues con las ganas de platicar de música. A los 18 años me atreví a ir a una revista que se que llamaba “México Canta” y decirles que yo quería escribir. Ahí empecé a hablar de nuevo canto, de música folklórica y un poquito de jazz, no me dejaban escribir rock porque en ese entonces ya existían otras personas que lo hacían muy bien, así que yo le tuve que dar a otros géneros.

Con el tiempo ya escribí en otras revistas de rock, pero escribía jazz, además que en ese entonces no había revistas de este genero, hasta que Sergio Monzalvo las inventó. Sergio se fue a vivir un día a Holanda de la desesperación de que no había condiciones para escribir de jazz en México, que por cierto, le escribí y le dije que fue un pendejo, porque ya se puede escribir de jazz aquí. En México, si te das el lujo de vivir como pobre, puedes vivir de escribir sobre jazz, y pues, Sergio no lo lograba, y se fue desesperado y decepcionado a otro país.

Pero las cosas han cambiado, de hecho, Juan José Oliver afirma que la época de oro del jazz mexicano no fue en los años 50, ni en los 60, sino en esta época, porque ha crecido cuantitativa y cualitativamente, de lo cual estoy totalmente de acuerdo.

Los mexicanos ignoramos nuestra propia historia, nuestra propia madre, en pocas palabras, somos una bola de desmadrados, porque no conocemos nuestra riqueza musical a nivel jazzistico. Hector Jalal “El árabe”, ha sido uno de los mejores jazzistas en nuestro país, era arreglista de la orquesta de Luís Arcaraz, y fue el único que grabo un LP con Chico O’farril en México; sin embarbo, nadie, o casi nadie, habla o conoce de él. Es curioso, pero los mexicanos están presentes en el jazz, aun antes del nacimiento de este genero, pero aun así no esta escrita esta bitácora.

En la actualidad la mayoría del jazz mexicano se encuentra en el Distrito Federal. Pero fuera de ahí, en San Luís Potosí, esta Jorge Martínez Zapata, un señor de 70 años que nunca ha querido salir de su Estado, solo una temporada estuvo dando clases en la Escuela Nacional de Música en el DF, pero se regresó a San Luís y, son sensacionales sus propuestas. Por ahí hay dos discos de este artista, pero son verdaderamente muy difíciles de conseguir.

También estoy maravillado con lo que hace un grupo de jazz de Oaxaca, en donde comienzan tocando las armonías mixtecas, para improvisar con códigos jazzisticos, y después se van al revés. Cuando los escuché, me pareció algo sensacional. Pero esto es solo un ejemplo porque, en realidad en todo el país, como en Baja California y jalapa, hay un jazz de primera calidad, porque en México se están fabricando nuevos códigos de jazz y, te aseguro que no tarda esta escuela en hacer ruido a en el mundo. Porque si algo debemos de aceptar, es que a nivel mundial, el jazz mexicano no existe, es prácticamente invisible.

Claro, con esto tampoco digo que no halla jazzistas en el ámbito internacional, ya que el baterista base de Pat Metheny, es un mexicano, y se llama Antonio Sánchez. Ante el sello Down Beat, que es como la Biblia actual del jazz, hacen constar que este baterista mexicano ha recibido más aplausos en Alemania o Suecia que el propio Metheny, lo cual, a Pat Metheny le da mucho gusto, porque presume de tener a uno de los mejores bateristas de jazz del mundo pero, después de Antonio Sánchez, el jazz mexicano a nivel mundial es prácticamente invisible…

1.2.08

Una plática con Malacara, toma II

Cuando uno platica con Antonio Malacara te preguntas si será pertinente seguir escribiendo de música, escribir y comentar sobre ella. Pero también se te viene a la mente que somos bastantes los que gozamos de la música. Que realmente todos podemos comentar sobre ella, todos podemos vivirla, sentirla, inclusive hacerla, pero… pocos se atreven hacer alguna de estas cosas.

Aun así, seguí platicando con Malacara de ese jazz que se fabrica en México, sin saber hasta donde terminaría la lección, y seguir escuchando hasta que termine la música.

…el jazz mexicano no esta en lo subterráneo, esta en el sótano de lo subterráneo. Pero cada vez ya son más los que hacen jazz en este país y, aunque fuéramos pocos, lo que se hace de música en el país, es digno de respetarse. Mi compadre John Lennon decía “Tal vez pienses que soy un soñador, pero no soy el único”.

Cuando como periodista, político, o como mero ciudadano de infantería, confías en las multitudes, estas cometiendo un grabe error… bueno, pensándolo bien, menos los políticos, porque de eso viven los güeyes, pero siempre hay que desconfiar de las multitudes. Cuando una multitud es muy grande (perdonando y aceptando el pleonasmo) es peligroso, porque el jazz nunca va a ser música de masas, y esa es una de sus mayores virtudes.

Ya tenemos programado el Primer Festival Nacional de Jazz con una cantidad de grupos de provincia, y otro tanto de la capital. Podríamos haberlo hecho con más grupos de provincia, pero lo hicimos con ese centralismo para poder llenar un poco más las salas. Si nosotros invitamos en una sola fecha, por decir, a Arturo Ávila de Monterrey y al grupo Ameneyro de Chiapas en un concierto, tal vez vayan sus secretarias, o diez curiosos del DF. Entonces mejor decidimos anunciar a un grupo de la ciudad de México, y a un grupo de cualquier estado del país, para que el grupo de la capital jale a su gente a escuchar a los grupos de provincia….

La platica de pronto tomo otros rumbos, una faceta un tanto más rockera. Y es que fue inevitable no preguntarle acerca de este género musical, ya que cuando presento su libro, llevaba puesta una playera gris con el logotipo de Pink Floyd que desviaba mis ojos y mis pensamientos.

…Mira, si te digo que hay jazz en los discos de “Ummagumma” y “Dark side of the moon” de Pink Floyd, y me escucha un amigo diciendo o publicando eso, probablemente me parta la madre. Pero ya hablando un poco más en serio, te puedo decir que no hay jazz en si, ya que no manejan un código jazzisitico. Pero por otro lado la free music o el free jazz, si lo analizamos un poquito más, podemos encontrar que tampoco es jazz.

Por ejemplo, los discos de Piazzolla los tengo en mi hemeroteca junto con mis discos de jazz sudamericano pero, Astor Piazzolla no es jazz. Y es que a pesar de que estos grupos como Pink Floyd, King Crimson o Eric Clapton, en algún momento llegaron a improvisar de manera espectacular, no se les puede considerar músicos de jazz; ya que estos músicos dependen de otros códigos musicales que no corresponden al jazz.

El jazz es una cultura, no es solo un género musical. El jazz es una manera de ver la vida, como decíamos del rock cuando teníamos 15 años. Pero el rock tiene la gran bronca de que cualquiera puede acceder, algo que jazz no tiene.

Cuando a Duke Ellington le preguntaron que era jazz, el contesto “Si te lo preguntas, nunca lo vas a saber”, el jazz no se define con palabras, tienes que sentirlo. Así que no hay que preocuparnos tanto en definir el jazz, simplemente hay que disfrutarlo, porque nunca vamos a poder precisarlo. Es más, ni siquiera tenemos un dato exacto de cuando comienza el jazz…

Y después de una plática con Malacara, no queda más que seguir escuchando jazz.

17.1.08

Y cuando desperté, Pachuca estaba ahí


Es curioso, pero Pachuca salio a relucir en el primer Festival de Nacional de Jazz. ¿Cómo?, muy sencillo, entre los más de 20 grupos invitados para este evento, uno de ellos radica en esta ciudad. Y, no es precisamente uno de ellos, más bien ella, que por si fuera poco, es una de las mejores cantantes de jazz que hay en nuestro país, se llama Verónica Ituarte.

Aunque ella nació en la en la ciudad de México, lleva varios años radicando en nuestra ciudad y, es aquí, donde a muchos no les gusta vivir por ser un ciudad aburrida y anticuada, donde precisamente una gran jazzista decidió vivir.

Pero el punto no es precisamente hablar de Verónica, sino en lo curioso de como fue que llego el nombre de Pachuca a un festival de jazz. La ciudad tuza no tiene gran actividad jazzistica, el último concierto que más se le puede acercar al jazz sería el que hubo el 21 de diciembre cuando toco Cabezas de Cera en un pequeño salón de fiestas de la ciudad, en donde, por cierto, quedaron de tocar Mood Funky Trio, uno de los pocos grupos de jazz formalizados de esta ciudad y, no lo hicieron por problemas técnicos y de organización.

También tenemos el único festival de jazz en el Estado, que se ha llevado por cuatro años ininterrumpidos. Es organizado por un restaurante muy prestigiado de la ciudad pero, en el que lamentablemente, solo puede asistir quien puede pagarlo, en este caso, una pequeña elite de la ciudad.

En la feria del libro universitaria, en algunos años se preocuparon por tener un repertorio musical que incluyera jazz de talla internacional, pero en su ultima edición lo único que hubo de jazz, fue una pequeña charla que organizo el pianista Alexis Estrada en el Café literario. Además de un concierto que, a última hora no se llevo acabo por razones técnicas, económicas, o algo así.

Pero aun así el jazz se escucha en la ciudad, y gracias a Verónica podemos darnos el patriotismo de decir que Pachuca estará en un festival nacional de jazz, que por cierto iniciará el 15 de febrero a las 19 horas en el Foro Cultural Coyoacanense, y al parecer creo que no tendrá algún costo.

Ojala, que en algún momento, en nuestra ciudad se motiven más los eventos jazzisticos, y que no digan que no se hacen por la carencia de músicos de esta talla en la ciudad, porque los hay, y en su mayoría de buena calidad. Tenemos al grupo Midnight Blues, que tiene un jazz muy variado y hasta experimental, la ultima vez que pude verlos en vivo, estaban haciéndole un tributo a Gabilondo Soler, eso si, destacando más lo jazzistico que lo infantil. Ahí esta Alexis y su trío, Mood Funky, y muchos otros que tocan en pequeños cafés intentando hacer jazz en una ciudad, donde no parece haber otra cosa mas, que fútbol.

12.1.08

Carta de Woody

Mientras pasaron las hermosas fechas de diciembre, donde nos damos el lujo de descansar un poco más de la cuenta, recibí un correo electrónico que llamó mucho mí atención, me había escrito un hombre llamado Allan Stewart Königsber. En un principio pensé que se trataba de una broma, pero después de leerla me di cuenta que se trataba de una gran carta y de una gran persona. Me di el lujo de traducirla al español para compartirla con ustedes:

Querido Jesús:

Me di tiempo para escribirte porque descubrí a través de una computadora que tiene más ventanas que el castillo Chambord, y que los hombres le llaman Internet, que te gusta el jazz. Así que en cuanto miré tu correo de sugerencias reclamaciones no he dudado en hacerte la invitación para que asistas a los conciertos que presentaré este 2008 en la ciudad de Barcelona y, si me confirmas tu presencia, te podría regalar un pase doble para que puedas escucharme, sólo tendrías que pagar tu pasaje y tu estancia en la ciudad.

Yo sé que suena rara mi invitación, y más porque quizás no sepas quien soy, pero déjame decirte que mi banda no es muy buena que digamos, y si soy un poco más sincero, yo no toco muy bien el clarinete. Si yo no fuera una celebridad probablemente nadie asistiría a mis conciertos, y mucho menos haría giras por Europa con mi banda de jazz.

Deseo que asistas, porque ya estoy cansado que la gente sólo valla a verme porque soy el gran cineasta que toca el clarinete, si desean ver eso, también pueden ir al circo a mirar como los french puddles brincan los aros, porque en verdad presenciarían el mismo espectáculo. A mi me gustaría empezar este año con un publico distinto, con personas que escuchan jazz por disfrutarlo y que sea parte de su existencia, y no una manera de vida.

Ya busqué mucha gente como tú en Internet para invitarla, para que conozca mi trabajo musical y me hagan una critica constructiva y destructiva. Que me digan de una buena vez si vale la pena que siga presentando conciertos de música o de plano mejor me dedico a seguir haciendo jazz en la pantalla grande.


Sabes, también me gustaría que la gente me conociera como un gran jazzista y, se que para eso debo caminar mucho. Por eso, desde que tengo 14 años aprendí a tocar el saxofón, aunque después elegí el clarinete porque siempre he querido tocar el jazz que se escuchaba en Nueva Orleáns.

A veces aprovecho mis películas para sacar a flote mi talento musical y crear jazz con mi propia banda que se llama New Orleáns Jazz Band. Con ella andamos haciendo lo que podemos, presentándonos donde nos dejan, ensayando cuando tenemos tiempo libre, porque además de tener sexo, tocar con mi banda es uno de mis pasatiempos preferidos.

Con decirte que la primera vez que gané un premio en Hollywood, esos premios que ya están arreglados, y que cuado ganas, pasas al frente para que te den una estatuilla de oro de un hombre cruzado de brazos y que se llaman Los Oscares, no asistí a dicho evento, ya que estaba tan concentrado tocando mi clarinete en mi casa, que se me olvido asistir. Como iba a dejar la oportunidad de seguir tocando mi clarinete, justamente cuando le estaba haciendo el amor, sólo por que tenía que ir a recoger un premio, que de cualquier forma, me lo mandarían por correo.

Aunque no se que tan lejos quede Pachuca de Barcelona, espero encontrarte en mis conciertos por Europa, y espero un día visitarte por tu ciudad, o si tu prefieres, hacemos una sesión de jazz en mi casa, tráete el instrumento que toques y unos amigos, sirve que los llevo a conocer un bar en Nueva York que esta fantástico.

Se despide, Woody Allen